Biografía escrita por Marie-Angèle Orobon. Profesora titular en el departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Université de la Sorbonne Nouvelle-Paris 3. Dedica su investigación a la historia de las representaciones en la España del siglo XIX, los procesos de construcción nacional en sus aspectos políticos, ideológicos e identitarios, así como a la imaginería política liberal y republicana (emblemas, símbolos y caricatura).
Anselmo Lorenzo Asperilla. Líder sindical anarquista.
Toledo, 21.IV.1841 – Barcelona, 30.XI.1914.
Nació en una familia muy humilde en Toledo. Tras haber cursado estudios primarios con aptitudes y afición, sus padres lo mandaron a Madrid cuando sólo contaba once años para ser dependiente en la cerería de un tío suyo. A los quince años, por encima de presiones y disgustos familiares, abandonó la cerería y entró de aprendiz en una tipografía madrileña. Como buena parte del proletariado urbano ilustrado de la época, Anselmo Lorenzo fue adquiriendo conciencia de clase en los centros de educación obrera y ateneos. En su caso, entre los años 1864 y 1868, asistió a las clases nocturnas de Aritmética, Gramática y Francés en el Fomento de las Artes de Madrid, obteniendo varias distinciones. Completó su formación con la lectura de Proudhon y Fourier. La campaña socialista de Francisco Pi y Margall en el diario demócrata La Discusión acabaría de despertar su sensibilidad política y social, como había de recordarlo el mismo Lorenzo en la obra que es tanto la historia de la Primera Internacional en España como parte de su autobiografía política, El proletariado militante. En efecto, la vida de aquél a quien las posteriores generaciones de anarquistas llamarían cariñosamente el Abuelo estuvo íntimamente entrelazada con el desarrollo del movimiento internacionalista y anarquista en la España de la segunda mitad del siglo xix.
A finales de 1868, la llegada a España de Giuseppe Fanelli, delegado de la Alianza de la Democracia Socialista, para organizar una sección de la Primera Internacional, marcaría un decisivo viraje en la vida del joven tipógrafo. De las reuniones celebradas en Madrid en casa del litógrafo catalán Julio Rubaudonadeu en torno a la carismática figura de Fanelli, nació el primer núcleo de la Internacional en Madrid, al que perteneció Lorenzo. Poco después, en enero de 1870, participó en la fundación de La Solidaridad, órgano de la Asociación Internacional de los Trabajadores de la sección de Madrid, y en el mes de junio, en el primer congreso obrero español celebrado en Barcelona, representó a la sección de Madrid junto con Ángel Cenagorta, Tomás González Morago y Francisco Mora, quien después habría de fundar la Unión General de Trabajadores (UGT), inclinándose por el marxismo. De ese congreso, en el que se optó por la línea bakuninista, es decir por la forma descentralizada de la acción revolucionaria y por el rechazo de la acción política parlamentaria, surgió la Federación Regional Española, acordándose que el Consejo Federal, que contaba a Anselmo Lorenzo entre sus cinco miembros, residiera en Madrid.
La persecución de la Internacional en España, a consecuencia de los acontecimientos de la Comuna de París y de su sangrienta represión, significó para Lorenzo la partida hacia Lisboa en el verano de 1871con otros dos miembros del Consejo Federal —Tomás González Morago y Francisco Mora— para seguir allí con la actividad organizadora y propagandística. Elegido en la conferencia secreta de Valencia para representar a la sección española en la conferencia de la Internacional en Londres, conoció personalmente en esa ocasión a Karl Marx. De la estancia londinense de septiembre de 1871, había de sacar Lorenzo una impresión en la que se mezclaban la admiración ante la inteligencia y la cultura de Marx y la profunda desilusión ante la Conferencia en la que no vio sino la lucha por el liderazgo del movimiento entre Marx y Bakunin.
Ante las amenazas gubernamentales, el Consejo Federal había preparado un plan de organización clandestino capaz de suplir a la Internacional en caso de su disolución violenta, creando Grupos de Defensores de la Internacional en cada localidad donde existieran secciones de oficio y federación local. De las dos excursiones acordadas por el Consejo al Este y al Sur de España, Lorenzo se vio encargado de la excursión de propaganda por Andalucía. Las visitas a las federaciones de Sevilla, Carmona, Utrera, Jerez, Cádiz —donde conoció a Fermín Salvochea, en quien admiraba “el heroísmo” y “las virtudes revolucionarias”—, San Fernando, Puerto Real, Málaga, Loja, Granada y Linares, que realizó entre los meses de febrero y marzo de 1872, le dejaron gratos recuerdos fielmente consignados en El proletariado militante.
Pero la escisión entre bakuninistas y marxistas, que empezó a perfilarse en España a partir de febrero de 1872 y que habría de consumarse en el congreso de La Haya en septiembre con la expulsión de Bakunin y Guillaume, había de marcar con el sello de la amargura la vida de Anselmo Lorenzo. En efecto, por haber conocido a Karl Marx, por su amistad con el yerno de éste, Paul Lafargue, con quien había colaborado en la redacción del dictamen sobre la propiedad presentado en el congreso de Zaragoza de abril de 1872, y también por su pertenencia a la redacción de La Emancipación, que claramente se había decantado hacia el marxismo, Lorenzo había despertado la desconfianza de sus compañeros del Consejo Federal, del que había sido nombrado secretario general en Valencia tras el congreso de Córdoba. Su situación incómoda lo incitó a dimitir del Consejo Federal el 20 de junio del mismo año y a alejarse del movimiento, sin acabar de entender aquel conflicto que vio marcado, sobre todo, por los intereses personales, “una divergencia doctrinal en su origen que no hubiera tenido consecuencias lamentables, si la pasión, falseando los principios, no hubiera acudido a envenenarla”.
Los dos años que mediaron hasta su ingreso en la sección de tipógrafos de la Federación barcelonesa de la Internacional fueron de andanzas por España y Francia, en busca de trabajo y sin desistir de su actividad propagandística. Después de residir dos meses en Vitoria, donde se alojó en casa de su antiguo camarada Manuel Cano, viviendo de la hospitalidad fraternal, permaneció dos meses en Bilbao, trabajando en una pequeña imprenta, cuando se hallaba la ciudad en los albores de una nueva guerra civil. De allí pasó a Francia: primero residió en Burdeos, donde se relacionó con el medio obrero que le pareció saturado de “preocupaciones políticas” y luego, por faltarle el trabajo, decidió ir a Marsella. En esa ciudad, entró en la imprenta de Le Sémaphore de Marseille, alternando el trabajo en las obras y en el diario. En marzo de 1874, embarcó rumbo a Barcelona en la que ya habría de fijar definitivamente su residencia. En 1876, contrajo matrimonio con Francisca Concha, viuda de su amigo José Miranda, con la que tuvo tres hijas. En esta ciudad, sintió Lorenzo renovarse su entusiasta energía al contacto de aquellos jóvenes que dirigían en Barcelona y Cataluña el movimiento obrero revolucionario: Rafael Farga, Francisco y Gabriel Albagès, Antonio Pellicer, José Llunas, Pedro Gasull y Miguel Nacher, a los que conoció a través de su amigo y compañero José García Viñas. Ingresó entonces en el grupo secretamente reconstituido de la Alianza de la Democracia Socialista, reanudando su actividad como líder en tanto que miembro de la Comisión Federal en 1877, nuevamente en 1879 y al ser elegido para representar a la Federación Regional Española en el Congreso Internacional de París en 1878, finalmente prohibido por la policía francesa. Pero el protagonismo de Lorenzo en la Federación clandestina se vio frustrado poco después, en 1881, cuando, acusado de haber ejercido coacción en las elecciones de la Comisión Federal, fue expulsado de la Federación Regional Española. De hecho, la expulsión de Lorenzo, y su consiguiente marginación de la Sección de Tipógrafos de Barcelona, no fue más que uno de los avatares de la crisis por la que estaba atravesando el movimiento anarquista en aquella época. El congreso anarquista que se había celebrado en Veviers, en Suiza, en septiembre de 1877 había significado la muerte de la I Internacional y, aunque la Federación Regional Española había conseguido sobrevivir a la forzada clandestinidad celebrando conferencias comarcales en sustitución de los congresos regionales, la organización se resintió de la disminución del número de asociados (de treinta mil en 1873 a tres mil en 1881), de la progresiva separación de la base obrera, así como de las divisiones internas en el seno de la misma Alianza de las que acabó siendo víctima Lorenzo. La conferencia extraordinaria reunida en Barcelona en febrero de 1881 en la que había sido decidida la expulsión de Lorenzo también correspondió a la disolución de la Federación Regional Española que habría de reconstituirse en el mes de septiembre como Federación de Trabajadores de la Región Española, circunscrita a España, pero sin renegar de ninguno de los principios de la Internacional.
Había de coincidir la forzada marginación de Anselmo Lorenzo del movimiento anarquista con su ingreso en la masonería. Fue iniciado en la logia barcelonesa “Hijos del Trabajo” en el mes de diciembre de 1883, escogiendo el simbólico nombre de Gutenberg, como muchos otros masones tipógrafos. Al año siguiente de su ingreso, en octubre de 1884, fue nombrado representante en la Junta de Escuelas Laicas que patrocinaba la masonería barcelonesa. A partir de 1886, como orador, fue uno de los principales impulsores de la logia “Hijos del Trabajo”. Desempeñó dicho cargo hasta 1891, siendo activo en la logia hasta, probablemente, 1895. Hizo pública Lorenzo su pertenencia a la masonería, cuando fue invitado por Juan Tutau en abril de 1887 con el también masón Llunas a dar una conferencia en el Ateneo de Barcelona sobre las relaciones del socialismo con el progreso. Se declaró entonces “francamente masón”, reivindicando la compatibilidad entre anarquismo y masonería.
Tras reincorporarse en 1885 al movimiento anarquista, ingresando en la Sociedad de Obreros Tipógrafos, se dedicaría principalmente a escribir una obra monumental que constituye la base de la ideología del anarquismo español de entre siglos, colaborando en numerosas publicaciones periódicas, redactando monografías y folletos, pronunciando múltiples conferencias en sociedades obreras. Premiado en el primer Certamen Socialista celebrado en Reus en 1885 por su ponencia “El ciudadano y el productor”, publicó en 1886 en Sabadell sus primeros folletos ¿Acracia o República? y Fuera política. Pero Anselmo Lorenzo habría de recobrar un lugar destacado entre los dirigentes anarquistas con el manifiesto del 23 de febrero de 1886. Con éste terciaba en las encendidas polémicas que arreciaban entonces en el anarquismo español entre los partidarios del colectivismo de raíz bakuninista y los del comunismo libertario inspirado por Kropotkin y Malatesta, inclinándose más bien, en una postura conciliatoria, hacia lo que pronto se dio en llamar la “anarquía sin adjetivos”, que tendría gran influencia a través de Acracia, a cuya redacción se incorporó Lorenzo aquel mismo año.
El atentado contra la procesión del Corpus Christi, el 7 de junio de 1896 en la barcelonesa calle de Cambios Nuevos, dio pie a una amplia persecución gubernamental contra el anarquismo: unas cuatrocientas personas fueron detenidas, entre ellas Anselmo Lorenzo, que tras su encierro en la fortaleza de Montjuic y negándose a pedir el indulto, fue deportado a París. Estuvo trabajando de corrector de las obras españolas que se imprimían para la casa Garnier en Levallois- Perret y trabó entonces conocimiento con Charles Albert, Jean Grave, alternando con el grupo de jóvenes socialistas de la escuela de Jules Guesde. Gracias a la amnistía de 1899, pudo volver a Barcelona. Los años inmediatos a su regreso a España fueron de intensa producción intelectual, con la publicación de numerosos trabajos periodísticos y la redacción de la primera parte de sus memorias El proletariado militante, aparecida en 1901, así como de las obras Vía Libre y El banquete de la vida, publicadas ambas en 1905. Fue en 1901 cuando empezó su intensa colaboración con Francisco Ferrer Guardia, a quien había conocido en los años de su exilio parisino. En efecto, participó en el proyecto pedagógico ideado por Ferrer, colaborando en elBoletín de la Escuela Moderna y traduciendo a autores franceses relacionados con el anarquismo: Jean Grave (Las aventuras de Nono, Tierra libre), Élisée Reclus (El hombre y la tierra), Émile Pataud y Émile Pouget (Cómo haremos la revolución), Paul Gille (Historia de las ideas morales). También se incorporó a la redacción de La Huelga General (1901- 1903), publicación periódica fundada por Ferrer y dirigida por José Clariá, colaborando por la misma época en La Revista Blanca de Federico Urales.
Precisamente, a raíz de la campaña periodística a favor de la huelga general que había llevado junto con López Montenegro, fue encarcelado nuevamente en la fortaleza de Montjuic durante varios meses en 1902. Posteriormente, a consecuencia de los sucesos de la Semana Trágica (1909), que acarrearon una durísima represión gubernamental de la que no habría de salvarse Francisco Ferrer, ejecutado en los fosos de Montjuic, fue deportado Anselmo Lorenzo con su familia a Alcañiz (Teruel). Durante este nuevo aislamiento, empezó la redacción de la segunda parte de El Proletariado militante, publicada póstumamente en 1923. De vuelta a Barcelona a partir de 1910 y hasta su muerte ocurrida el 30 de noviembre de 1914, a pesar de los achaques, atacado de disnea, prosiguió incansablemente su labor de divulgación y propaganda, intacta la fe en el papel del proletariado. Aún escribía en una carta dirigida a su amigo Tarrida del Mármol el 2 de septiembre de 1914: “Soy viejo, estoy cada día más achacoso [...]; pero deseo vivir, porque frente al impaso [sic] que ha producido a la humanidad la gente que manda, tengo la seguridad de que el proletariado emancipador, tal como yo lo entiendo, ha de hallar e imponer la solución radical y práctica, y deseo manifestar esa seguridad y sugerirla al mundo”.
Obras de ~: ¿Acracia o República?, Sabadell, 1886; Fuera política, Sabadell, 1886; Justo Vives. Episodio dramático social, Barcelona, L’Avenç, 1893; El Estado. Consideraciones generales sobre su esencia, su acción y su porvenir, Barcelona, Biblioteca Ácrata, 1895; El hombre y la sociedad, conferencia en la Escuela Moderna, Barcelona, Biblioteca de la Huelga General, 1901; El proletariado militante (1.ª y 2.ª parte), Barcelona, 1902 y 1925, respect. (reed., Barcelona, Editorial Nosotros, 1938; Toulouse, Editorial del Movimiento Libertario Español, CNT en Francia, 1946; con pról. y ed. de J. Álvarez Junco, Madrid, Alianza, 1974; Bilbao, Zero, 1974; Madrid, Confederación Sindical Solidaria Obrera, 2005); Criterio libertario (conferencia), Barcelona, 1903 (Madrid, Libros Dogal, 1977; Barcelona, José J. de Olañeta, 1978); El Obrero Moderno, Barcelona, Biblioteca El Productor, 1903; La ganancia (conferencia), Barcelona, 1904; El banquete de la vida. Concordancia entre la Naturaleza, el Hombre y la Sociedad, Barcelona, 1905 (Barcelona, Imprenta Luz, s. f.; Madrid, Comisión de Propaganda Confederal y Anarquista, s. f.; Barcelona, Sintra, 2006 y 2007); Rémora societaria, Sabadell, 1905; Vía libre,Barcelona, Editorial Atlante, 1905; El patrimonio universal, Mahón, El Porvenir del Obrero, 1905; Igualdad, Libertad, Fraternidad, Valencia, Humanidad Nueva, 1908; Solidaridad (conferencia), Barcelona, 1909 (col. Cuentos Racionalistas, vol. 2); Generalidades sociales, Barcelona, 1910; El proletariado emancipador, Barcelona, 1910 y 1911; El poseedor romano, Barcelona, 1910 (París, Solidaridad Obrera, 1956); Vida anarquista, Barcelona, Biblioteca Tierra y Libertad, 1912; Contra la ignorancia (conferencia), 1913; Hacia la emancipación, Mahón, Biblioteca El Porvenir del Obrero, 1913; El derecho a la evolución, Buenos Aires, La Protesta, 1928; Evolución proletaria, Barcelona, Maucci, 1930; Biografía de P. Kropotkine, s. l., Biblioteca de la Revista Blanca, s. f.; Las olimpiadas de la paz, El trabajo de mujeres y niños, s. l., s. f.; El proletariado en marcha, New York, Biblioteca Cultura Proletaria, s. f.; El proletariado y la humanidad libre, s. l., s. f.
Bibl.: F. Montseny, Anselmo Lorenzo. El hombre y la obra, Barcelona, Edic. Española, 1938 (Toulouse, Ediciones Espoir, 1970); H. Noja Ruiz, Anselmo Lorenzo. Su vida y su obra, Valencia, Tipografía S. Industria Gráfica CNT, 1938; J. J. Morato, Líderes del movimiento obrero 1868-1921, Madrid, Cuadernos para el Diálogo, 1972, págs. 55-77; J. Álvarez Junco, “Prólogo”, en A. Lorenzo, El proletariado militante, op. cit., págs. 9-20; J. Termes, Anarquismo y sindicalismo en España. La Primera Internacional (1864-1881), Barcelona, Crítica, 1977; E. Olivé Serret, “El moviment anarquiste català y la francmasoneria a l’ultim terç del segle xix. Anselmo Lorenzo i la lògia Hijos del Trabajo”, en Recerques, n.º 16 (1984), págs. 141-156; P. Sánchez Ferré, “Anselmo Lorenzo, anarquista y masón”, en Historia 16, n.º 105 (1985), págs. 25-33; J. Álvarez Junco, La ideología política del anarquismo español, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1991.
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